Y como todo tiene que ver con todo, (?), aprovecho este recorrido “hilvanado”
para mostrarles algo más de la hermosa ciudad patagónica que amo, y que me ha
adoptado hace unos años. De Cuba, al cacao, del cacao al chocolate, y del
chocolate inevitablemente a la Capital Nacional del Chocolate en Argentina: San
Carlos de Bariloche (o Bariloche, para los amigos).
Destino turístico que se encuentra entre los preferidos al momento de visitar nuestro país, Bariloche, en Río Negro, ofrece todo tipo de deportes de invierno en un paisaje nevado, montañas, lagos, veranos soleados maravillosos para nadar y broncearse, turismo aventura, universidades, museos, teatro, boliches, parques temáticos, bar de hielo, cervezas artesanales, regalería, artesanías, ahumados, muchísimas atracciones y productos más, y por supuesto, chocolate. (¡gogleen, y visítennos!)
Esta localidad tiene cerca de veinte marcas locales de chocolatería, y al menos la mitad de ellas, tienen alcance nacional e internacional. (Yo tengo dos marcas favoritas, pero no les cuento cuáles, así las prueban todas y me dicen).
Pero hoy quiero contarles de un
lugar específico para visitar si vienen a Bariloche: el Museo del Chocolate. Es
un lugar ideal para aquellos a quienes nos gusta conocer el origen de todo,
para aprovechar un día de lluvia, para ir con niños. Queda en el KM 1,200 de la
Avenida Bustillo, y la entrada es muy económica.
Este museo tiene aproximadamente siete años, pertenecía originalmente a la marca que fue vendida con el museo: Fenoglio (apellido chocolatero si los hay por aquí, otra parte de la familia continúa con la franquicia de Rapa Nui, por ejemplo). Hoy, el museo pertenece a otra marca emblemática: Havanna, conocida hace años por los famosos alfajores marplatenses.
Este museo tiene aproximadamente siete años, pertenecía originalmente a la marca que fue vendida con el museo: Fenoglio (apellido chocolatero si los hay por aquí, otra parte de la familia continúa con la franquicia de Rapa Nui, por ejemplo). Hoy, el museo pertenece a otra marca emblemática: Havanna, conocida hace años por los famosos alfajores marplatenses.
Con el acompañamiento de guías que
realizan un recorrido aproximadamente cada treinta minutos, puede conocerse el
camino que hace el cacao desde el árbol hasta la riquísima pieza de chocolate.
Muy bien armado, hay semillas y materia prima en los diferentes estados del proceso,
fotos, mapas, y hasta una reproducción en tamaño real del cacaotero.
Luego, un paso por la historia y
arqueología, desde los mayas, olmecas y aztecas, los consumidores originarios
en forma de bebida, el viaje al viejo mundo a manos de los colonizadores, los
nuevos usos y productos, los aportes de cada civilización y época, las
herramientas y vajilla, muchos datos y curiosidades, como por ejemplo latas de
cocoa de principio de siglo.
También se puede ver un video con
imágenes y explicaciones de los campesinos productores, mientras se saborea un
chocolate caliente.
Otra parte de la visita, incluye
observar el proceso en vivo a través de vitrinas, ya que ahí también funciona
la fábrica donde se hace gran parte de los chocolates y productos que ofrece la
empresa.
Y la parte preferida de los niños
es una colección de esculturas de animales realizadas… ¡en chocolate! Caballos,
ovejas, pingüinos, entre otros. Al finalizar, hay una tienda y
cafetería.
¿Por qué, no siendo una zona productora de cacao, Bariloche se convirtió en un referente del chocolate? Según las expertas del museo, tuvo que ver, por un lado, el clima frío, que requiere menos gasto en la cadena de producción que la refrigeración necesaria para la misma tarea en zonas tropicales, pero sobre todo el hecho de que luego de la Segunda Guerra Mundial, la zona recibió una oleada de inmigrantes europeos, muchos de los cuales tenían amplios conocimientos de pastelería y chocolatería.
El chocolate barilochense tiene su origen mayormente en el cacao de Brasil, y ya es un clásico. ¡Imposible no tentarse!
¿Por qué, no siendo una zona productora de cacao, Bariloche se convirtió en un referente del chocolate? Según las expertas del museo, tuvo que ver, por un lado, el clima frío, que requiere menos gasto en la cadena de producción que la refrigeración necesaria para la misma tarea en zonas tropicales, pero sobre todo el hecho de que luego de la Segunda Guerra Mundial, la zona recibió una oleada de inmigrantes europeos, muchos de los cuales tenían amplios conocimientos de pastelería y chocolatería.
El chocolate barilochense tiene su origen mayormente en el cacao de Brasil, y ya es un clásico. ¡Imposible no tentarse!
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Con lo que me gusta el chocolate, que rico. No he probado el de esta zona, pero si lo veo por aqui lo probare seguro.
ResponderEliminarTe respondo a tu pregunta.
No se cuantos links facebook considera que es spam, pero lo que esta claro es que cuando publicas muchas veces y muy seguido el mismo link en facebook te lo marca de inmediato. Por lo general son los post de los sorteos porque para promocionarlos las chicas los ponen muchas veces en poco tiempo.
Gracias por tu respuesta!!
EliminarMuchos saludos!!
mmm Chocolate.... como Anyol no he probado este cacao pero si lo encuentro por aquí prometo probarlo :D
ResponderEliminarSeguro, no se van a arrepentir!!!!!
ResponderEliminarHola, ya me paso por tu blog, besos!!!
ResponderEliminarMe encanta el chocolate!! Guapa tienes una nominación en mi blog. http://amglez.blogspot.com.es/2014/03/premio-versatile-blog-award.html
ResponderEliminarMuchos besitos
Gracias, Ana!
ResponderEliminarHola lau gracias por compartirlo, barbara la nota nos encanto! Saludos lucia guia del museo chocolate beriloche.
ResponderEliminarUn placer lucía!
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